Un airecillo fresco
entró por mi ventana.
En un instante es
casi una ventolera
que golpea mi puerta.
Es un viento muy frío.
Debe venir del Norte.
Es de brusco talante
y de bronco ulular.
Y sin pensarlo, cierro.
Mejor no corro riesgos.
Siempre es así, el miedo.
El aire prisionero
se adueña de mi casa
y el calor que en invierno
es una bendición, ahora,
se transforma en vapor.
¿Si abriera unas rendijas,
no sería mejor?
Es preciso que el miedo
de paso a la utopía.
¿Abrimos la ventana?
Sí, abrimos. Todo pasa.
Los malos vientos
y los bonancibles.
Entre racha y racha,
cultivo la huerta
que da la esperanza.
Y de esta sustancia
aromada y cálida
tomo mis tisanas.
PALABRA: ESPERANZA
DADORA: CANDY ROIG MARTIN
Texto e imágenes realizados por Franziska
Alcalá de Henares, 25 de marzo de 2011