sábado, 24 de enero de 2015

Cuando nace la aurora, llora el rocío





Sin estridencias alzas el eco de tu conciencia.
Tu senectud traza imágenes en la memoria
y como una noria loca baila y se pierde
buscando tras de las nubes, la dulce lluvia.

El agua morada e insípida deja llagas en tu esencia
y un hedor fiero y tenaz no se aparta de tu lado.
La hecatombe ha derrumbado paredones y tejados.
Entre la maleza del monte abundan los matorrales.

Zarzas, jarales, quejigos, y calveros orgullosos
de los peñascales  enhiestos de resistente granito.
Por la pendiente angosta de tal sendero
de tu talante has perdido, una a una, todas tus plumas.

¿Qué fue primero tu memoria o el tiempo sin aguaceros?
La espesura del monte te protegía pero lejos del agua,
de sed morías.  Cuando nace la aurora, llora el rocío:
sus lágrimas morenas hijas de un río son

que discurre por el valle encajonado buscando el sur.

Tu memoria se pierde en las callejas del arrabal.
Resuenan tus pisadas y el báculo zumba sobre un tambor.
Va cantando en la noche de los horrores. ¡Atención!
Lo que hoy son cenizas fueron ayer,  fragantes flores.

Tu ocaso fue en un tiempo recién nacida, niña crecida,
mujer alegre y agradecida, añosa dama de buen decir,
jubilada feliz y enamorada  de la vida que esparce el sosiego
y, en armonía,  disfruta del crepúsculo en su balcón. 

La puerta de tu substancia dejas abierta de par en par.
No le interesa tu cuerpo a esa Dama Tenebrosa
lo que busca, pues está helada, es el calor de tu alma.
La muerte, para seguir viviendo, ha de ir aprisionando
ese postrero calor que exhalan todos los cuerpos.

 
Alcalá de Henares, 24 de Enero de 2015
Texto e imágenes realizadas por Franziska
para el  JUEGO DE LA PALABRA DADA
PALABRA:  SENECTUD
DADOR:  ALEJANDRO MUÑOZ LOZANO













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